Reportaje: La tortura del iPod
¿Cuanto cuesta destruir un iPod Nano? Nuestro primer test consistió en poner el iPod en una silla de madera y nos sentamos en ella, como a alguien le podría pasar por accidente. Como podreis imaginar, este test basicamente no le produjo ningun daño. Entonces, uno de nosotros se metió en el coche y con ello comenzaron las pruebas de alta velocidad. Primero conducimos lentos, aproximadamente a uno 40 km/h y lanzamos el iPod por la ventanilla del conductor. El iPod aún funcionaba bien, por lo que lo tiramos por encima de 60 km/h y siguió funcionando. Esta vez ya podíamos aprecias unos rasguños en sus extremos, pero el frontal del iPod seguía intacto: Debido a la carencia de daños graves de las dos caídas desde el coche, lanzamos el iPod a una velocidad superior a 100 km/h. Esta caída parecía desde el coche que iba a matar al iPod, pero, con las ganas no quedamos, esta caída solo le produjo unos arañazos considerables en el frontal: Después intentamos tirarlo desde una altura considerable, 2 m. Este fue el primer punto en el que el iPod comenzó a funcionar de manera anormal. La pantalla estaba seriamente dañada, pero la música continuaba sonando y la navegación por los menús seguía funcionando como esperábamos: En este punto estábamos asombrados de que el iPod funcionara correctamente, no obstante con la pantalla dañada. Nos vimos forzados a continuar nuestra forzada destrucción e intentar pasarle el coche por encima. Verdaderamente, jamás pensamos que pudiera soportar el peso de un coche sobreviviendo en el intento. Pusimos el iPod en la carretera y lo pisamos con las ruedas delanteras y traseras del coche. La conducción sobre el iPod produjo unos crujidos que sonaban como que la pantalla se había partido. Después pudimos comprobar que la pantalla no estaba partida, pero mostraba algunas líneas verticales negras. Afortunadamente el iPod todavía reproducía música y los controles funcionaban, como era previsto, éramos capaces de hacer todo lo posible con las canciones: volver al principio, volver atrás, pausar la canción: ¿Qué íbamos a hacer ahora? Hicimos la única cosa que podíamos hacer en aquel momento: volvimos a tirar el iPod al suelo. Esta vez la pantalla estaba totalmente rota, pero aun conservaba la retroiluminación. La música todavía sonaba En un acto final de desesperación, decidimos exponer el iPod a un evento catastrófico que podría destruirlo totalmente. Esta vez lo lanzamos al aire lo más fuerte que pudimos y lo dejamos caer al suelo. El iPod iPod finalmente murió. Como contrapartida, la pantalla no mostraba nada, pero aún conservaba la retroiluminación. La música finalmente dejó de sonar. El iPod tuvo el “privilegio” de pasar un día con el Land Where Consume Electronics Are Eternally Blessed (Pandilla Donde los Aparatos Electronicos Son Destruidos Inescrupulosamente) “PDAESDI”. Grácias por leer este reportaje, nuestro iPod murió pero tenemos la información. ¡Grácias por visitarnos!
|
|
|